Buscando en el Baúl de los Recuerdos
Ficha Técnica
Autora Carmen Moreno Santana.Título “Buscando en el Baúl de los Recuerdos”.
Técnica empleada Instalación.
Materiales 100% Todos reciclados o reutilizados: Diversidad de recipientes de: cartones, plásticos, vidrios, latas; libros, revistas, fotos, estampas antiguas y gran variedad de instrumentos y materiales textiles.
Dimensiones 135 X 130 X155 cm.
Año de Realización 2019
Memoria descriptiva
Cuenta la Odisea que Penélope tejió durante veinte años para protegerse de la lujuria y el abuso, en un ardid de reminiscencias primigenias, porque el tacto en la dermis nos abre a la vida ya en el útero y el textil acompaña al individuo desde la noche de los tiempos de la mano de la mujer, que curtía y componía la piel que cubría los cuerpos o entretejía las fibras vegetales que proporcionaban esa cestería, rudimento de primer almacenaje.
La labor ha estado siempre unida a unas manos de mujer. Entrenadas desde la infancia por abuelas y madres, para reparar los atuendos y para crear de la nada vestimenta, colchas, tapices, manteles, bordados... piezas no por anónimas menos singulares, fabricadas desde la dedicación solitaria o en la complicidad con hermanas o amigas, en una suerte de amniosis emocional en la que crear la identidad propia o disponer de un espacio personal intrasferible era posible.
Oficio y arte. Reivindicándose en el hilo, en técnicas textiles tradicionales, en materiales reutilizados, restaurados, reconvertidos y hasta inventados, en un constante mirar con ojos nuevos este acto tan presente en nuestras vidas. Soy la hija de una costurera, y en mi trabajo hablo de mi memoria emocional al hilo de mi alma. La obra El baúl de los recuerdos está inspirada y concebida por mi amor a los tejidos, a sus texturas, olores, colores.
En mi obra textil rescato el gusto por lo artesano y el respeto por la naturaleza, en composiciones en las que nada se tira y todo se reutiliza y transforma. Piezas que reinventan mi tradición y mis raíces y se transforman constantemente a lo largo del tiempo.
Mi historia a través de mi baúl, reconectando con el mundo emocional y evocador de la infancia a través de ese hilo umbilical que nos conecta con nuestras madres, abuelas, tías, amigas, herederas de una tradición ancestral tan urdida con la filosofía del reciclado.
- Todo comenzó al encontrar en mi trabajo una inmensa caja de cartón que había sido el contenedor de una máquina de impresora. Arrastrándola la llevé hasta mi casa. Inmediatamente supe que sería mi gran costurero, mi gran baúl.
- Durante años he guardado todo lo vinculado a los costureros de mi familia, de las mujeres de mi familia. La instalación “El baúl de los recuerdos” compone a través del costurero mi historia, como podría componer la historia de muchas familias. Botones re-colocados en prendas de distintas décadas, trozos de telas que pertenecieron a vestidos importantes, encajes que adornaron las prendas más delicadas.
- La costura siempre ha sido el reciclaje; reciclaje de botones, cremalleras, trozos de telas etc. No sólo ha sido el material a usar, También ha sido clave el reciclado para ordenar y guardar en los envases de la época; la lata de Cola Cao, la de galletas o la lata de membrillos... Los costureros han sido y siguen siendo registros de nuestros hábitos y de nuestra cultura.
- Comencé a buscar sus cajas, sus contenedores, sus tesoros. Cada caja, tubos, latas tiene dentro un mundo emocional , el mundo de mi madre la costurera, mis tías las bordadoras, mi suegra la que hace croché , mi amiga la que hace bolillos, la que teje, enfieltra, investiga, etc. Distintas cajas distintos mundos:
- Lata de Cola Cao . El primer costurero que recuerdo de mi madre. Era tan perfecto, de lata. No se deterioraba, no se rompía y era resistente. Muchas mujeres empezaron a reutilizarlas como costurero, tanto es así que la marca diseño una lata emulándolo.
- Toda mi infancia está en torno al mundo de la costura, al mundo de mi madre; el sonido único de la tijera cortando la tela, el olor a sedas, a algodones... el ruido amenazante de la tijera al caer al suelo, los ratos de búsqueda de la aguja desaparecida, el tacto de las telas, la observación de cuál es el derecho y revés.
Desde pequeña he cortado hilos, sobrehilado, quitado pespunte... mientras acompañaba a mi madre. Mi madre me enseñó todos los principios básicos del reciclado. No se desperdicia ninguna tela, ningún botón, ni cremallera. Todo se reutiliza.
En este Baúl se encuentra mi primer batón de bautismo hecho por mi madre Manolita y bordado por mi tía Carmen. Después fue el batón de mi hermano, mis primas, mis hijos... Todavía siento una alegría inmensa y un amor infinito al tocar ese organdil blanco bordado y calado. La caja de membrillo que mi padre le regaló a mi madre (era de su tierra) donde mi madre guardaba las fotos, estampitas de la comunión, los recordatorios de los difuntos, las postales que mandábamos a nuestro padre emigrante en Francia.
Caja de boina de cartón del abuelo (o bisabuelo) que contiene toda una vida dedicada al bordado, especialmente religioso, de mi tía Lucila . En ella se encuentra multitud de patrones para bordar todo tipo de elementos litúrgicos. Otro tesoro es la correspondencia mantenida por Lucila con distintos estamentos religioso y proveedores de materiales, hilos y patrones para bordar que comienzan en el 1943. Caja de puros habanos que guarda los encajes de bolillos para realzar las prendas más delicadas y bellas. Cartones antiguos, cartones de cajas, anuncios, etc. usados como como plantillas. En ellos se encuentra una memoria grabada a punta de alfiler que se convierten en patrones de diseños de encajes de bolillos, legados de distintas generaciones.
Lata de polvos de talco donde se guardaba la pasamanería, encajes negros de mucho valor. Todavía sigue impregnado ese olor maravilloso de los polvos de talco que me mi madre me ponía después del baño. Caja de broches del siglo pasado, cajitas y latas (caramelos de tofée, cigarrillos ducados, lata de mantequilla) que contenían botones, alfileres, corchetes. Lata de caramelos conteniendo hilo de zurcir en extinción.Tubos varios de cristal de ron, de puros, de agujas de practicante, de películas fotográficas... pequeños contenedores donde mi madre guardaba las fornituras, cristales, cuentas, rocallas...
La instalación El baúl de los Recuerdos es una búsqueda a mis orígenes y un homenaje a todas las mujeres con las que he crecido Costureras de heridas, Zurcidoras de almas Tejedoras de sueños Remendadoras de entuertos Diseñadoras de amor Urdidoras de vida Bordadoras de belleza
En este Baúl se encuentra mi primer batón de bautismo hecho por mi madre Manolita y bordado por mi tía Carmen. Después fue el batón de mi hermano, mis primas, mis hijos... Todavía siento una alegría inmensa y un amor infinito al tocar ese organdil blanco bordado y calado. La caja de membrillo que mi padre le regaló a mi madre (era de su tierra) donde mi madre guardaba las fotos, estampitas de la comunión, los recordatorios de los difuntos, las postales que mandábamos a nuestro padre emigrante en Francia.
Caja de boina de cartón del abuelo (o bisabuelo) que contiene toda una vida dedicada al bordado, especialmente religioso, de mi tía Lucila . En ella se encuentra multitud de patrones para bordar todo tipo de elementos litúrgicos. Otro tesoro es la correspondencia mantenida por Lucila con distintos estamentos religioso y proveedores de materiales, hilos y patrones para bordar que comienzan en el 1943. Caja de puros habanos que guarda los encajes de bolillos para realzar las prendas más delicadas y bellas. Cartones antiguos, cartones de cajas, anuncios, etc. usados como como plantillas. En ellos se encuentra una memoria grabada a punta de alfiler que se convierten en patrones de diseños de encajes de bolillos, legados de distintas generaciones.
Lata de polvos de talco donde se guardaba la pasamanería, encajes negros de mucho valor. Todavía sigue impregnado ese olor maravilloso de los polvos de talco que me mi madre me ponía después del baño. Caja de broches del siglo pasado, cajitas y latas (caramelos de tofée, cigarrillos ducados, lata de mantequilla) que contenían botones, alfileres, corchetes. Lata de caramelos conteniendo hilo de zurcir en extinción.Tubos varios de cristal de ron, de puros, de agujas de practicante, de películas fotográficas... pequeños contenedores donde mi madre guardaba las fornituras, cristales, cuentas, rocallas...
La instalación El baúl de los Recuerdos es una búsqueda a mis orígenes y un homenaje a todas las mujeres con las que he crecido Costureras de heridas, Zurcidoras de almas Tejedoras de sueños Remendadoras de entuertos Diseñadoras de amor Urdidoras de vida Bordadoras de belleza